He recorrido algunas partes del centro histórico, con la intención de comprender, aprehender e interpretar desde algunas categorías cómo es que llegamos a formar parte del mundo, y cómo es que el mundo es mundo, por uno de nosotros también, porque decidimos existir, y además aunque no deseemos existir, somos parte de el, porque el mundo nos configura, a través de sus símbolos, y somos también símbolo en el mundo sin saberlo, donde estamos arrojados, y cómo es que nuestra cosmovisión es sin darnos cuenta el orden de símbolos que están en el mundo y en nuestra cabeza, en nuestra concepción frente al todo; somos y hablamos desde donde estamos, desde lo que somos y somos una construcción social, cultural, y simbólica.
examinar sobre cómo lo que nos enseñan desde niños (mamá, papá, escuela, universidad, religión, televisión, estado, etc.) va transformándose, pero a la ves también se van quedando ciertas cosas, y que nos van moldeando a cierta estructura, (que es el orden de cosas en el que estamos inmersos) como por ejemplo la religión, si ahora soy atea, igual en mi lenguaje está la frase, por dios, hay dios mío ayúdame, etc. y eso también me configura, convirtiéndome en un ente preparado para reconocer ciertos símbolos y representarlos en nuestro “orden de sentido”.
El mito está presente durante toda la vida del ente, según el texto de Oscar Quezada, “para la comprensión del mito como forma simbólica e imaginario colectivo: en primer lugar, el hombre participa de la infinitud cambiando su existencia en forma. La existencia no es forma pero va siendo cambiada por la forma, va siendo “informada”.
Estamos en el mundo “arrojados”, en el mundo para ser, pero somos sin saberlo, sin tener conciencia de nosotros mismos, de que somos bastante históricos, de que mientras el planeta gira existimos simbólicamente, si lo deseamos podemos ser y estar siendo concientes de que pertenecemos, y así “tomar posición” tener una cosmovisión para poder “ordenar nuestra existencia” nuestra concepción de la vida y del lugar donde vivimos, y también constituirnos frente a lo que representamos para el mundo
Oscar Quezada nos dice en el texto, que “la esencia de la existencia, al Dasein como tal; la existencia se da como estar en el mundo; la existencia es mundo”. “Existir (humano), que es un modo determinado de ser, finito y temporal, modo cuya peculiaridad es poder ser expresa-mente tal ser, entender su ser”
Lo que yo puedo interpretar de las historias contadas acerca de esta figura, que más me impresionan (una verdad y un mito) es que los ángeles representan en primer lugar un símbolo religioso, que representa el cuidado y la protección a las personas, lugares, santos, etc. Y por eso, por su religiosidad talvez puedo decir que es comprensible que yo y cualquiera entiendan que el ángel no tiene sexo. Puedo interpretar también que la creación de símbolos como el ángel, fue el invento de alguien que se dio cuenta que en este mundo tiene poder, como existencia, es decir que está frente a un orden de cosas claro para el, tiene una concepción del mundo clara, sabe que puede ser en el mundo y apoyarse en el para poder ejercer su poder, y tan solo dándose cuenta concientemente de lo que tiene a su alrededor.
“El mito es el acto original del cobijarse por el que el lenguaje deviene del discurso” de pronto un ángel, de todos los que están ahí, tiene conciencia, los otros son lo que reproduce el mundo, son nada, son vida sin ejercerla, sin vivirla.
Las historias que aprehendemos nos permiten ser-en el mundo y hablar en el,”la existencia está ocupada por el ente, si se logra reinar este ente, por la existencia, el ente manifiesta su poder” desde mi punto de vista, esto es posible ya que estos mitos que se cuentan y se enseñan, se vuelven como una tradición, entrando en nuestra cotidianidad e imponiéndose sobre lo que sabemos, sobre lo que sería lógico científicamente o teóricamente, llevándonos a todos a una especie de imaginario compartido, se crea sentido y se lo vive en común.
Sin embargo hay muchas cosas que se dejan de lado cuando se empieza a estudiar la historia, por ejemplo, se revisa fechas, haciéndose un estudio sistemático, de ellas donde no es posible conocer y comprender en su totalidad los fenómenos sociales, otra de las formas que nos enseñan la historia, (o que nos meten la historia) es haciéndoles copiar y aprender personajes y lugares de memoria, condensando todos los transcursos del tiempo, que es el testigo de lo que hoy somos y representamos. Y del cual nos olvidamos.
Ser conciente de que somos símbolo también y que a partir de eso podemos generar discurso nos lleva a pensar (o nos llevaría a pensar) que “la existencia mítica, es el súper poder del ente como fenómeno expresivo”.
A veces llevamos una vida dejando de lado que somos seres simbólicos, y que hablamos desde ahí, desde los símbolos y todo el mundo de significación que es omnipresente, lo que nos vuelve la representación de esa significación, somos” seres semántizados”. Además el tiempo, siendo es el plasma donde se desenvuelven fenómenos sociales, (que configuran a las personas y por ende sociedades), y es el plasma desde donde se comprenden racionalmente fenómenos, puedo decir que eso es lo que nos va dando forma como seres que existen y los que no quieren existir, de todas maneras somos lo que el tiempo nos ha vuelto, lo que la historia ha ido construyendo en nosotros imaginarios colectivos a partir del mito.